Días antes de su muerte, ocurrida el 25 de mayo de 2009, Eliseo Barrón Hernández presumió en La Opinión Milenio y el Express en la Comarca Lagunera que tenía en su poder la lista de los 302 policías que el entonces alcalde de Torreón, José Ángel Pérez, había dado de baja por pérdida de confianza y su vinculación con criminales.
Tras encontrar su cadáver un día después, el día que Eliseo Barrón fue enterrado, aparecieron seis mantas en distintos puntos de Torreón, Coahuila. “Ya estamos aquí periodistas, pregúntenle a Eliseo Barrón. ‘El chapo’ y cártel del poniente no perdonan; cuídense soldados y periodistas, atentamente ‘El chapo’ y el cártel del poniente”. Las frases eran parecidas, los supuestos firmantes, eran en todas los mismos.
Los mensajes fueron colocados durante la madrugada, de forma sincronizada y en puntos estratégicos, dos de ellos, por ejemplo, en las cercanías de dos de los más importantes medios de comunicación de la región.
A esos letreros se sumaron varias amenazas de bomba en diversos inmuebles de la región. Todas resultaron falsas. Sin embargo, generaron confusión y terror entre la población.
Tras el asesinato de Eliseo, las amenazas de muerte se extendieron a otros reporteros, principalmente a través de llamadas telefónicas. Ante la falta de garantías renunciaron por lo menos tres informadores de diferentes medios.
ACCIONES QUE TOMARON LOS MEDIOS
Tras el asesinato de Eliseo, los medios tomaron medidas de seguridad que incluían capacitar al personal para su protección y retirar de los coches los logotipos de la empresa y las identificaciones de los reporteros.
Diecisiete días después de la muerte de Eliseo, el 11 de junio, el Ejército capturó en Gómez Palacio a sus presuntos homicidas con armas y droga. Al interrogarlos, afirmaron ser miembros del grupo de Los Zetas.
En un comunicado de la PGR, se aseguró que uno de los cinco detenidos, Israel Sánchez Jaimes, confesó el asesinato del periodista Sin embargo, al parecer ninguna de las pistolas que portaba corresponde a la que utilizaron contra el periodista.
El entonces titular de la PGR, Eduardo Medina Mora, publicó un acuerdo en el que ofreció una recompensa de cinco millones de pesos. No hubo más arrestos, ni juicio.