Gregorio Jiménez de la Cruz fue secuestrado por sujetos armados el 5 de febrero en la ciudad de Las Choapas, Veracruz. Su cadáver fue encontrado el 11 de febrero de 2014.
Colaborador de Notisur, En la Red y Liberal del Sur, era reportero y fotógrafo de la fuente policiaca.
Hacia las 10 de la mañana de ese 5 de febrero la noticia era conocida en todo el país y el extranjero.
A pesar de la violencia en Coatzacoalcos y del miedo que sentían, gracias a la presión internacional y a la atención del caso, reporteros de esa ciudad salieron a las calles a marchar, incluso dos veces por día, para reclamar la búsqueda de su compañero.
Seis días después de su secuestro, el cuerpo sin vida de Gregorio Jiménez apareció en una fosa clandestina.
Muchos querían silenciar a Gregorio Jiménez por sus notas: Empresarios, líderes sindicales y secuestradores.
El periodista sólo mencionó que temía sufrir represalias de Mari Sam, dueña de los restaurantes de lujo Piquitos y Brazao, y una de las figuras de la alta sociedad de Coatzacoalcos. El reportero había descubierto que una casa de seguridad, en donde fueron rescatados dos migrantes centroamericanos, pertenecía a la señora Sam. Era una información exclusiva que acompañó con una fotografía el 29 de noviembre de 2013. La firmó con su seudónimo, Pantera, en Notisur, pero la difundió en sus redes sociales.
La hipótesis de las autoridades primero fue que la muerte de Goyo se reducía a un conflicto vecinal sin relación con su trabajo informativo. De acuerdo con las autoridades, Teresa de Jesús se había enfurecido tanto que contrató a un comando armado para que secuestraran y mataran a Gregorio, por 20 mil pesos.
Pero el 28 de mayo de 2014, el procurador de Veracruz Ángel Bravo ofreció una conferencia de prensa. La policía ministerial, dijo entonces, había tenido acceso a las imágenes de los teléfonos celulares de los inculpados por el crimen de Gregorio. Las fotografías confirmaban que los seis detenidos en efecto mataron al periodista