Guillermo Luna Varela tenía 22 años, era fotógrafo y reportero para Veracruznews, y el Diario de Cardel. Pocos meses atrás se había graduado de técnico en reparación de aires acondicionados y refrigeración, pero decidió ser fotógrafo y por eso acompañaba a su tío, Gabriel Huge --un joven pero experimentado fotógrafo--, para aprender.
Utilizaba su motocicleta para cubrir la nota roja cada día en el Puerto de Veracruz. Llegaba primero a choques, incendios, detenciones y asesinatos.
Pero la violencia se incrementó, como nunca antes por la confrontación entre grupos criminales y los embates con las autoridades. Tras el asesinato de la periodista Yolanda Ordaz, el 26 de julio de 2011, huyó con su tío del Puerto y se refugiaron en otras ciudades. Tenían miedo.
En diciembre, regresó a su casa Luna Varela, extrañaba a su familia. Pero el riesgo no había disminuido. Tan sólo cuatro días después del asesinato de la periodista Regina Martínez, el cuerpo del fotoperiodista fue abandonado en unas bolsas de plástico cerca del desagüe del municipio de Boca del Rio, Veracruz. Había sido torturado.
Las autoridades, al igual que como ocurrió con Gabriel Huge, sugirieron que Luna Varela tenía relación con grupos criminales. Aunque la entonces Procuraduría de Justicia de Veracruz anunció que prácticamente el homicidio había sido resuelto, porque fueron capturados dos supuestos integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación, Isaías Flores Pineda alias, “El Cronos”, y Juan Carlos Hernández Pulido, alias “La Bertha”, como autores materiales, en realidad ambos fueron acusados de otros delitos, pero nunca del crimen.
El asesinato de Guillermo Luna Varela permanece impune.
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