El periodista Jesús Michel Jacobo residía y trabajaba en la ciudad de Culiacán, Sinaloa. Fue asesinado el 7 de diciembre de 1987 en la misma ciudad.
El periodista conducía por la calle Antonio Rosales, entre las avenidas Sepúlveda y Guerrero, al oriente de la ciudad. Iba a bordo de un automóvil cuando unos sujetos lo alcanzaron y le dispararon. Jesús Michel Jacobo falleció al día siguiente en el hospital IMSS.
Un testigo anónimo dijo que dos atacantes dispararon desde un automóvil antes de que uno bajara y continuara disparando. Otros testigos afirman que después de escuchar balazos, vieron a tres personas correr en dirección opuesta al crimen.
El caso fue asignado a la Averiguación Previa número 796/987, por parte de la entonces Procuraduría General de Justicia de Sinaloa. Sin que hubiera avances, ni detenidos, fue archivado y ya prescribió.
La CNDH abrió el expediente CND/671/907SIN/671 en 1991 y emitió una Recomendación para que se continuara con la averiguación previa, que se examinara el trabajo más reciente del periodista para identificar presuntos sospechosos y que el Procurador ordenara un grupo especial de agentes para investigar el caso. Aunque se aceptó la recomendación, nunca se cumplió.
El periodista trabajaba en el “El Sol de Culiacán”, uno de los más importantes de la época, en la edición de la capital del estado de Sinaloa. Era columnista y abordaba casos y críticas sobre abusos de poder, y violaciones constitucionales por parte de las autoridades y por la corrupción.
El periodista también era abogado defensor de derechos humanos, integrante de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos de Sinaloa. Según una publicación escrita en diciembre de 2013 por Arturo Michel Perry, hijo de Jesús Michel Jacobo, aporta muchos más datos sobre el crimen:
“Eran las dos de la tarde cuando enfrente de la escuela primaria conocida como ‘la Escuela Ocho’, tres hombres que viajaban en un Chevrolet Celebrity modelo 1985 de color gris obscuro, 4 puertas, le hacen la parada a un amigo en común. Después de entablar una conversación corta, se empiezan a escuchar de la manera más estruendosa y espantosa los rifles calibre .224 conocidos como R15 y también pistolas de diversos calibres”.
Otro dato a destacar es el caso de Norma Corona Sapién, maestra universitaria, quien declaró en su momento ante el Ministerio Público que el crimen de su compañero, Jesús Michel Jacobo, estaba “relacionado con sus actividades en la lucha por la Defensa de los Derechos Humanos, así como en contra de la corrupción”. Casi tres años después, la abogada Corona —universitaria ilustre de la UAS— también fue asesinada en el centro de Culiacán; sus compañeros defensores apuntaron a la posible participación de asesinos bajo el mando de Héctor Luis “El Güero” Palma.
Jesús Michelhabía pisado la cárcel por algunos días cuando Carlos Aguilar Garza, jefe de la policía, después de que el 13 de febrero de 1978 el asesor y jefe de prensa Roberto Martínez Montenegro, fue acribillado con ráfagas de metralleta cuando se dirigía a su domicilio. De inmediato a Carlos Aguilar se le señaló de ser el autor intelectual del crimen. Ante la presión del gremio reporteril y la sociedad sinaloense, el entonces jefe policiaco ordenó la detención de Víctor Gómez Vidal, agente de la DFS, y del abogado y periodista Jesús Michel Jacobo, como responsables del homicidio. La maniobra resultó tan burda que días después fueron liberados.
El rumor popular insistía en que él había ordenado la ejecución, para evitar que el periodista revelara sus relaciones con los narcotraficantes que operaban en el estado, a los que debía combatir mediante la Operación Cóndor.