De acuerdo con testigos, antes de sentarse a comer, Octavio Rojas Hernández, corresponsal de El Buen Tono, en Oaxaca, se puso a hablar afuera de su domicilio con un desconocido, quien simuló estar interesado en comprarle su coche. Pero minutos después, el hombre le disparó en cuatro ocasiones y huyó.
Trabajó alrededor de tres meses como jefe de comunicación social en el ayuntamiento de Cosolapa. Antes, fue voceador, fotógrafo, reportero del diario A tiempo de Tezonapa.
Al momento de su muerte, era corresponsal de El Buen Tono. Se encargaba de la nota policiaca en el municipio de San José Cosolapa, asolado por conflictos postelectorales y el crimen organizado.
A pregunta expresa de Reporteros sin Fronteras, colegas de El Buen Tono dijeron que posiblemente la muerte de Rojas Hernández estaría relacionada con un artículo que publicó el 9 de agosto de 2014, en el que se refería a una operación militar para detener a un grupo criminal conocida como los “Chupaductos”. El artículo sugería además la posibilidad de que el director de la policía municipal, Fermín Vanegas, prófugo desde hace un par de días, formara parte de la banda en comento.
La Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra de la Libertad de Expresión (FEADLE) dio inicio a la averiguación previa 114/FEADLE/2014; sin embargo, mediante acuerdo del 15 de septiembre de 2015, se remitió por incompetencia a la Fiscalía General de Justicia de Oaxaca. Posteriormente, se dictó orden de aprehensión en el expediente penal número 24/2015 del juzgado de Cosolapa en el estado de Oaxaca, por homicidio calificado. La identidad del probable responsable se encuentra reservada. https://mataranadie.com/octavio-rojas-hernandez/
La carpeta de investigación 2177/FDCIS/2014 se encuentra en trámite, después de que se confirmó la negativa de ordenar la aprehensión del presunto responsable.
El diario Buen Tono donde colaboraba Octavio Rojas, ya había recibido con antelación amenazas y agresiones. Hasta el momento del crimen de Rojas Hernández, contabilizaban cuatro, entre ellos el de 201, cuando hombres armados entraron a sus oficinas, las rociaron de gasolina y les prendieron fuego. Ni la procuraduría de Veracruz le dio seguimiento al caso ni la entonces PGR atrajo el caso.
El expediente sigue abierto, sin alguno de los responsables detenidos.
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