Las mujeres que ejercen el periodismo en México enfrentan la suma de numerosas formas de discriminación y riesgos.
Por un lado, altos índices de violencia sistemática en contra de las mujeres y de asesinatos de periodistas en el país, y por otro lado, racismo y clasismo, de acuerdo con el reporte The Chilling de la UNESCO y el Centro Internacional para Periodistas (ICFJ, por sus siglas en inglés).
El documento detalla que las mujeres periodistas se enfrentan a causas estructurales como una cultura de 'machismo'; violencia doméstica y política; violación a los derechos humanos, limitaciones de acceso a la justicia y altos niveles de impunidad.
Adicionalmente, se enfrentan a temas de discriminación basados en racismo y clasismo, principalmente contra periodistas de ascendencia indígena, y en misoginia. En tanto, la conducta profesional de las mujeres periodistas rara vez se cuestiona.
De acuerdo con el estudio, estas amenazas y ataques tienen como objetivo silenciar a las periodistas que informan sobre temas políticos sensibles y sobre violencia de género, y agrega que los responsables de los abusos suelen ser hombres poderosos y funcionarios públicos.
En este sentido, el documento, que incluye entrevistas y casos de estudio en 15 países, incluido México, detalla que en el país colegas de la reportera de investigación Kennia Velázquez de PopLab fueron víctimas de insultos racistas o despectivos, incluyendo ser etiquetados como "vendidos a los cárteles de la droga, gordos, bajitos, indígenas".
Otra periodista mexicana, Reyna Haydée Ramírez, dijo que a menudo la llaman "india" y "fea" en línea. Añadió que hay “peores insultos que esos, sin mencionar las amenazas de muerte, todo porque cuestioné al presidente mexicano”.
El ICFJ señala tres tendencias claras que se observan en los ataques contra mujeres periodistas en el país:
- Brutalidad
- Investigaciones incompetentes en relación con los ataques
- Impunidad
Acoso en línea refleja violencia sistémica
El texto indica que la violencia en línea contra las mujeres periodistas refleja la violencia sistémica trasladada al ámbito digital, las políticas de poder basadas en el género y la prevalencia del crimen organizado.
“En un país donde los niveles extremos de violencia física exigen vigilancia constante, la seguridad digital a menudo se pasa por alto y se considera menos urgente, a pesar de los vínculos establecidos entre ambas modalidades de violencia basada en el género”, expone.
En 2020, el 30 por ciento de las agresiones reportadas hacia mujeres periodistas ocurrieron en línea, de acuerdo con datos de Artículo 19.
Los ataques digitales en México se observan principalmente en plataformas de redes sociales como Twitter, Facebook y WhatsApp, pero también por correo electrónico y mensajes de teléfono móvil.
Los métodos de ataque incluyen amenazas de violencia física y sexual (incluyendo amenazas de muerte), doxxing (revelar información identificadora), trolling, videos falsos, robo de identidad, vigilancia, campañas de difamación, acoso criminal y sexual, y censura por eliminación injustificada de contenido por parte de las plataformas.
Entre las sugerencias realizadas a las autoridades nacionales en el reporte por la UNESCO y el ICFJ están introducir sanciones significativas a funcionarios públicos implicados en violencia en línea contra mujeres periodistas y penalizar a aquellos que instiguen o amplifiquen la violencia en línea contra mujeres periodistas mexicanas.
Asimismo, apoyar la coordinación entre mecanismos de protección nacional y locales y abordar tanto la violencia en línea como la física,