Resultado de las investigaciones, se detectó que en abril del 2009 el periodista José Bladimir Antuna García ya había sido amenazado; su domicilio había sido vandalizado.
En junio de ese año, había señalado que intercambió información con Eliseo Barrón, reportero de La Opinión Milenio. Antuna señaló que había recibido durante siete meses llamadas a su celular y a la redacción del periódico El Tiempo, donde trabajaba. Las amenazas venían de alguien que se identificaba como parte de Los Zetas, y que las llamadas las recibía desde el penal de Gómez Palacio, Durango.
El 1 de octubre había recibido citatorio para presentarse en la Procuraduría General de la República en Durango, el citatorio no especificaba los motivos, por lo que El Tiempo publicó un desplegado como medida de protección a Antuna.
Según el Centro de Periodismo y Ética Pública, la PGR citó a Antuna para que ratificara su denuncia por amenaza de muerte. El problema es que él no había hecho ninguna denuncia.
DESCRIPCIÓN DE LOS HECHOS
El día 2 de noviembre aproximadamente a las 10 de la mañana, Antuna García fue secuestrado en el barrio Silvestre Dorador. Dos autos le cerraron el paso y lo bajaron de su automóvil. Los hechos sucedieron muy cerca de donde fue encontrado su cuerpo que tenía signos de tortura.
Su muerte fue resultado de ser estrangulado. Junto a sus restos, dejaron una nota señalando “esto me pasó por informar a los militares y por escribir de más”.
MEDIDAS TOMADAS POR LOS MEDIOS
El Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa (SNRP) condenó el asesinato de Antuna, exigió al gobierno federal y estatal que se investigaran los hechos para esclarecer el crimen.
El mismo día en que fue descubierto el cuerpo del reportero de La Opinión Milenio, Eliseo Barrón, en la redacción del diario Tiempo de Durango se recibió la llamada de un desconocido que advirtió: “el que sigue es Bladimir Antuna”, otro reportero de la fuente policiaca en la zona de la Laguna a quien hicieron efectiva la sentencia.