Al cierre del año pasado, 361 periodistas permanecían encarcelados al 1 de diciembre de 2024, posicionando en los primeros 5 lugares a China, Israel, Myanmar, Rusia y Egipto como los peores ofensores globales, de acuerdo con el informe anual Censo de Prisiones, del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés).

En América Latina, la situación también es alarmante, con seis casos  en Guatemala, Nicaragua y Venezuela que reflejan los efectos de la represión y la inestabilidad política en la región.

En tanto, en el informe de CPJIsrael apareció por primera vez en 2023 entre los peores ofensores, y en 2024 escaló al segundo lugar con 43 periodistas palestinos encarcelados. Las detenciones, muchas bajo el controvertido esquema de"detención administrativa", reflejan una estrategia para silenciar la cobertura en los territorios ocupados.

Detenciones y hostigamiento en América Latina

En la región, seis periodistas fueron encarcelados en 2024. Guatemala destacó con el caso de José Rubén Zamora, quien tras más de 800 días en detención arbitraria, fue transferido a arresto domiciliario en octubre. Su persecución ha sido ampliamente condenada como una represalia por su labor periodística.

En Nicaragua, el periodista Elsbeth D’Anda fue detenido después de informar sobre el aumento de precios en un contexto de creciente intolerancia gubernamental hacia cualquier crítica. Por su parte, Venezuela intensificó su represión tras las protestas nacionales por las disputadas elecciones presidenciales, fomentando un clima de autocensura al criminalizar el trabajo periodístico.

Criminalización del periodismo

El informe del CPJ destaca que muchos de los periodistas incluidos en el censo de 2024 han sido condenados a pasar parte importante de sus vidas en prisión.

Más del 60% de los periodistas del censo de 2024 del CPJ (228) están encarcelados en virtud de una serie de amplias leyes que se utilizan con frecuencia para reprimir las voces independientes"

En Senegal, una investigación del CPJ concluyó que René Capain Bassène fue condenado a cadena perpetua por un delito que, según los testigos, no pudo haber cometido.

En Myanmar, Shin Daewe, a quien se le negó representación legal durante su juicio ante un tribunal militar secreto, recibió una sentencia de cadena perpetua en 2024 por cargos de posesión ilegal de un dron no registrado, un delito penal según la Ley Antiterrorista del país.

En China, Tohti, fundador de un sitio de noticias uigur, ha cumplido más de 10 años de su sentencia de cadena perpetua.

Patrones preocupantes de represión

El informe de CPJ identifica patrones preocupantes a nivel mundial:

  • Detenciones arbitrarias: En Egipto, China y Guatemala, las autoridades extendieron injustamente la reclusión de periodistas o los mantuvieron detenidos sin juicio.
  • Discriminación étnica: En Israel, todos los periodistas detenidos son palestinos, mientras que en China, casi la mitad de los encarcelados son uigures.
  • Sentencias severas: En Myanmar, periodistas como Shin Daewe enfrentan cadenas perpetuas por cargos injustos.
  • Criminalización del periodismo: Más del 60% de los encarcelados globalmente fueron acusados bajo leyes amplias de "antiterrorismo" o "extremismo".

Urgen cese de detenciones arbitrarias

El CPJ instó a los gobiernos a cesar las detenciones arbitrarias, revisar las leyes que criminalizan el periodismo y garantizar la rendición de cuentas. 

Asimismo exhortó en América Latina a las organizaciones y la sociedad civil a redoblar esfuerzos para proteger a los periodistas, quienes enfrentan riesgos crecientes en el ejercicio de su labor.