XALAPA, VER.- A más de 9 años del crimen del periodista Gregorio Jiménez de la Cruz, quien fue secuestrado y asesinado durante el gobierno de Javier Duarte de Ochoa, la Fiscalía General de la República (FGR) confirmó la detención de un presunto culpable del asesinato, señalado por ambos delitos de los que “Goyo” fue víctima.
“La Fiscalía General de la República (FGR), a través de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE), obtuvo auto de formal prisión en contra de Josué “C”, por su presunta responsabilidad en el secuestro y posterior homicidio de un periodista en el estado de Veracruz.”
Desde el pasado 5 de agosto elementos de la Policía Federal Ministerial (PFM), de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) cumplimentaron la orden de aprehensión contra Josué “C”, quien ya obtuvo la auto de formal prisión por su presunta participación en el crimen del periodista Gregorio Jiménez de la Cruz.
“Goyo”, como lo conocían en el gremio periodístico, era reportero del Diario Notisur. Desapareció el 5 de febrero de 2014 y su cuerpo fue encontrado el 12 de febrero del mismo año. El gobernador Javier Duarte de Ochoa aseguró en aquél entonces que fue asesinado por "problemas personales” aunque sus familiares señalaron que fue por un reportaje publicado.
La FGR en su reciente comunicado sostiene que Gregorio Jiménez fue extraído de su casa en Coatzacoalcos, al sur de Veracruz y localizado más tarde en una fosa clandestina.
“En el presente caso, la Fiscalía General de la República, ejerció la facultad de atracción, ya que existen elementos de prueba suficientes para afirmar la existencia de un vínculo entre el delito y el trabajo periodístico de la víctima.” Dice en el mensaje oficial la FGR.
El caso
Gregorio Jiménez de la Cruz fue secuestrado por sujetos armados el 5 de febrero en la ciudad de Las Choapas, Veracruz. Su cadáver fue encontrado el 11 de febrero de 2014.
Colaborador de Notisur, En la Red y Liberal del Sur, era reportero y fotógrafo de la fuente policiaca.
Hacia las 10 de la mañana de ese 5 de febrero la noticia era conocida en todo el país y el extranjero. A pesar de la violencia en Coatzacoalcos y del miedo que sentían, gracias a la presión internacional y a la atención del caso, reporteros de esa ciudad salieron a las calles a marchar, incluso dos veces por día, para reclamar la búsqueda de su compañero. Seis días después de su secuestro, el cuerpo sin vida de Gregorio Jiménez apareció en una fosa clandestina.
El periodista sólo mencionó que temía sufrir represalias de Mari Sam, dueña de los restaurantes de lujo Piquitos y Brazao, y una de las figuras de la clase alta de Coatzacoalcos. El reportero había descubierto que una casa de seguridad, en donde fueron rescatados dos migrantes centroamericanos, pertenecía a la señora Sam. Era una información exclusiva que acompañó con una fotografía el 29 de noviembre de 2013. La firmó con su seudónimo, Pantera, en Notisur, pero la difundió en sus redes sociales.
La hipótesis de las autoridades primero fue que la muerte de Goyo se reducía a un conflicto vecinal sin relación con su trabajo informativo. De acuerdo con las autoridades, Teresa de Jesús se había enfurecido tanto que contrató a un comando armado para que secuestraran y mataran a Gregorio, por 20 mil pesos.
Pero el 28 de mayo de 2014, el procurador de Veracruz Ángel Bravo ofreció una conferencia de prensa. La policía ministerial, dijo entonces, había tenido acceso a las imágenes de los teléfonos celulares de los inculpados por el crimen de Gregorio. Las fotografías confirmaban que los seis detenidos en efecto mataron al periodista.