Los cárteles del narcotráfico han puesto en la mira a los medios de comunicación dentro de su batalla por controlar nuevos territorios en México, durante el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, destacó el diario británico Financial Times, en una nota en la que retratan las amenazas que lanzó el Cártel Jalisco Nueva Generación contra la periodista Azucena Uresti.
El Financial Times señaló que el ataque contra Uresti a los ojos del cártel fue transmitir en su programa nocturno en Milenio TV una historia sobre las batallas en el estado de Michoacán entre narcotraficantes del CJNG y una alianza de cárteles locales y grupos de autodefensa.
El video causó indignación entre todos los sectores de la sociedad, en tanto, analistas, entrevistados por el medio británico, lo vieron como una escalada en el asalto cada vez más descarado de los cárteles de la droga contra la sociedad civil mexicana.
“Esto sucede todos los días en muchas partes del país. Pero esta es la primera vez que la persona atacada es un periodista prominente a nivel nacional”, dijo Javier Garza Ramos, periodista de Torreón, Coahuila. “La pregunta importante en este caso es: ¿por qué un grupo criminal se siente tan envalentonado para hacerlo?”, lanzó.
Los cárteles de la droga, que a menudo actúan en conjunto con policías corruptos y funcionarios públicos, han intimidado y asesinado a periodistas con impunidad, convirtiendo a México en el país más peligroso para los trabajadores de los medios en el hemisferio, señala el FT.
Agregó que el cartel del CJNG es particularmente conocido por su brutalidad. Se culpó de un intento de asesinato del jefe de policía de la Ciudad de México en junio de 2020, en el que murieron dos guardias de seguridad y un transeúnte. Ha bloqueado carreteras y lanzado ataques con drones en batallas contra rivales en Michoacán.
"Se observa una mayor agresión al evitar la intervención externa en sus asuntos", dijo Falko Ernst, analista senior de México en International Crisis Group, sobre los cárteles de la droga del país.
"Puede que haya más cosas con las que puedan salirse con la suya que antes", agregó. "Se sienten un poco más libres que antes, así que están probando los límites".
En contraparte, está el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha mantenido una estrategia de seguridad de “abrazos, no balazos”, una desviación de la respuesta fuertemente armada de algunos de sus predecesores que permanece mal definida.
Aún así, el presidente ha recurrido cada vez más a las fuerzas armadas para realizar funciones de seguridad, así como tareas que van desde la construcción de un nuevo aeropuerto para la Ciudad de México hasta la entrega de vacunas y la operación de puertos marítimos y puestos de control aduanero. Creó una policía militarizada conocida como Guardia Nacional y la puso bajo el control de la Secretaría de Defensa, argumentando que se corrompería con el liderazgo civil.
Pero la tasa de homicidios sigue siendo obstinadamente alta, 29 por cada 100,000, poco menos que cuando López Obrador asumió el cargo a fines de 2018.
“Nadie ha explicado cuál es la estrategia de seguridad en el país”, dijo Ernesto López Portillo, titular del programa de seguridad ciudadana de la Universidad Iberoamericana.
“Lo que tenemos es un discurso presidencial que todos escuchan. Pero no tenemos una estrategia, no tenemos procesos y no tenemos resultados".
Y aunque da una conferencia de prensa diaria de dos horas, la relación del presidente con la prensa es irritable.
En una conferencia de prensa reciente, López Obrador condenó las amenazas del cartel y expresó su solidaridad con Uresti y todos los periodistas. Pero luego pasó el evento a un segmento semanal conocido como "¿Quién es quién en las mentiras de esta semana?" que discrepa con la cobertura crítica de su administración.
“Creo que la respuesta es terrible porque el estado no está ahí para mostrar solidaridad”, dijo Diego Petersen Farah, columnista del diario El Informador de Guadalajara.
Tras las amenazas, Uresti habló en su programa de radio y prometió continuar su cobertura “sin prejuicios”. Dijo que le habían brindado protección a través de un programa para periodistas y defensores de derechos humanos.
Los cárteles de la droga en México suelen atacar a los periodistas con impunidad, destacó el Financial Times.