La prestigiosa revista The New Yorker se metió al tema del asesinato de la periodista Miroslava Breach Velducea cometido el 23 de marzo de 2017 en la ciudad de Chihuahua.

Durante casi dos décadas, reseñó The New Yorker, Miroslava Breach documentó los crímenes de los cárteles y la corrupción política que la mayoría de los residentes hablarían solo en susurros, y publicó lo que descubrió en La Jornada y Norte de Ciudad Juárez.

“Persiguiendo pistas en busca de historias, tomó curvas cerradas a tal velocidad que algunos colegas se negaron a viajar con ella. ‘Si muero’, le gustaba decir, levantando una ceja, ‘será completo y de un solo golpe’”, publicó la revista.

Breach, que tenía cincuenta y cuatro años, había estado trabajando arduamente en una serie de artículos sobre la creciente red de rutas de la droga en la Sierra Madre Occidental, que incluía Chínipas y la Sierra Tarahumara. Estos artículos habían sido reportados en colaboración con Patricia Mayorga, quien trabajaba para Proceso y El Diario de Juárez. Las piezas habían estado causando sensación. Habían acumulado evidencia de que los Salazar y otros narcos habían presentado candidatos políticos como fachada para sus propios intereses, y que los dos partidos más grandes del estado, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido Acción nacional (PAN)— había seguido el plan.

El día en que Breach insistió en que los líderes de derechos humanos hicieran más para evitar que los ricos robaran agua pública, un Chevy Malibu gris pasaba por la tranquila calle residencial donde vivían ella y sus hijos, dando vueltas y pasando de nuevo. Justo antes de las 7 am del 23 de marzo, Breach estaba en el camino de entrada en su camioneta roja cuando el Malibu gris giró por la calle una vez más. Ella estaba esperando para llevar a su hijo de 14 años a la escuela y, cuando él salió y cerró la puerta principal, un hombre con una gorra de béisbol azul brillante salió del Malibu, se acercó a la camioneta y le disparó ocho veces a Breach.

Breach estaba muerta y, en cuestión de minutos, la noticia de su asesinato se había difundido entre la comunidad periodística de México y más allá. Javier Valdez Cárdenas, un periodista de investigación premiado y ex colega de Breach, quien informó sobre el narcotráfico en Sinaloa, escribió en Twitter: ‘Que nos maten a todos, si es la pena de muerte por informar este infierno’. En cuestión de semanas, él también sería asesinado a tiros en la calle”, relató The New Yorker.