Pese a que un amplio número de periodistas reportan altos niveles de acoso y amenazas en línea, este tema se relega al último lugar de las prioridades de las salas de redacción.
De acuerdo con la encuesta Qué significa hacer periodismo en la era de la IA del Center for News, Technology & Innovation (CNTI), aplicada a 433 reporteros de 63 países, solo entre 15% y 30% de los encuestados afirma que sus organizaciones prestan “mucha” o “bastante” atención al problema, muy por detrás de asuntos como la relación con la audiencia, los ingresos o la desinformación.
En tanto, 78% de los periodistas que reportó enfrentarse a niveles “muy altos” de riesgo, ya sea digital o físico, sufrió abuso en línea al menos una vez en el último año, frente a 51% de los que perciben riesgo medio y apenas 16-28% de los que lo consideran bajo o inexistente.
“México es particularmente peligroso para los periodistas; varias filtraciones de datos personales de los periodistas de alto perfil, incluso desde los niveles más altos del Gobierno, han conmocionado los periodistas”, señala el informe.
Los peligros no se reducen a los intentos de hackeo o al malware que busca secuestrar dispositivos y cuentas.
El CNTI subraya que las campañas de intimidación digital tales como el doxeo o revelación de información personal, robo de identidad y amenazas coordinadas en redes sociales, provocan angustia psicológica, fomentan la autocensura y erosionan el vínculo con la audiencia.
Cuando las agresiones se combinan con espionaje mediante spyware, pueden terminar en violencia física.
De acuerdo con la Encuesta, uno de cada diez periodistas (11%) dice enfrentarse a niveles “muy altos” de riesgo digital o físico de manera habitual, y otro 26% lo siente “con cierta frecuencia”.
En autocracias, 23% de los encuestados se sienten en riesgo extremo con frecuencia, versus solo 2% en democracias liberales.
No obstante, en las llamadas democracias electorales el 37% confiesa peligro “con cierta frecuencia”, una experiencia más cercana a la de los colegas en regímenes autoritarios que a la de quienes trabajan en entornos plenamente democráticos.
El estudio indica que la mayoría de los periodistas confía solo “moderadamente” en la capacidad de sus medios para responder al abuso externo y que muchos ni siquiera reportan los incidentes por considerarlos infructuosos.
El CNTI advierte que, sin protocolos claros de prevención y apoyo, que van desde capacitación en ciberseguridad hasta asistencia psicológica, el oficio seguirá perdiendo voces a manos de la violencia en línea.
Países que reflejan la vulnerabilidad
El informe destaca tres casos específicos de países con distintos tipos de gobierno:
- México, que ocupa el puesto 121 en el Índice de Libertad de Prensa 2024 de RSF y ha vivido filtraciones masivas de datos personales de periodistas, algunas provenientes de oficinas gubernamentales que dejaron expuestos a reporteros de investigación.
- Nigeria (puesto 112) registró 135 ataques contra la prensa solo en 2024, muchos amparados en una ley de ciberdelitos que se usa para querellas por “acoso” digital.
- Estados Unidos, aunque se mantiene como un contexto relativamente seguro (puesto 55), muestra señales de retroceso: litigios estratégicos, vetos a medios y un renovado discurso hostil amenazan con normalizar los embates virtuales contra la prensa.