La libertad de expresión en el mundo está en su punto más bajo en más de una década, en niveles que solo se han observado en periodos de crisis globales como las Guerras mundiales y la Guerra Fría, advierte la UNESCO.

En el Informe Mundial sobre las Tendencias de la Libertad de Expresión y el Desarrollo de los Medios 2025, el organismo reporta que la libertad de expresión ha caído un 10% desde 2012, un retroceso comparable al de las grandes crisis del siglo XX.

En tanto la autocensura creció 63% en ese periodo, ya que por miedo a represalias físicas, legales o digitales, los periodistas eligen no cubrir temas críticos como corrupción, derechos humanos o daños ambientales.

De acuerdo con el informe, entre las tendencias que explican estos retrocesos se encuentran el deterioro de los derechos humanos, el aumento de los ataques contra periodistas y la crisis que afecta al modelo de negocio de los medios de comunicación.

Al tiempo que se observa un aumento del uso de legislaciones represivas contra periodistas, el exilio forzado de comunicadores y la insuficiente inversión en alfabetización mediática.

En la edición 2022–2025 del informe titulado “Periodismo: forjar un mundo en paz”, la UNESCO expuso que las condiciones para el libre ejercicio del periodismo se han vuelto más hostiles y los ataques físicos, legales y digitales contra periodistas se han normalizado.

"En particular, la violencia de género y el discurso de odio en línea afectan de forma desproporcionada a mujeres y comunidades históricamente marginadas", indica.

Además, el organismo señala la crisis existencial para el periodismo en torno a la viabilidad financiera de los medios, producto de la concentración de la inversión publicitaria global en tres empresas de plataformas digitales, que concentran casi la mitad del gasto publicitario mundial.

Esta situación, genera un desequilibrio estructural “que pone en jaque el pluralismo informativo y erosiona la independencia editorial”, expone el informe.

Esta crisis estructural, ahonda la UNESCO, se suma la disrupción causada por la inteligencia artificial generativa (genIA), cuya optimización se enfoca en el entretenimiento o la viralización, y con ello marginalizan el periodismo de interés público. 

Las interfaces algorítmicas amplifican sesgos de género, políticos o culturales, desplazando los contenidos periodísticos bajo criterios de participación o clics, no de valor informativo”, agrega.

En este sentido, la UNESCO destaca que es fundamental reforzar las iniciativas que promueven tanto la integridad de la información como la información como bien común.

“El mensaje central es claro: sin una gobernanza renovada y multilateral de las comunicaciones, firmemente arraigada en la libertad de expresión y el acceso a la información, las tendencias regresivas seguirán predominando”, advierten los autores del informe.