El asesinato de Roberto Toledo, periodista colaborador del medio Monitor Michoacán, cumple un año en la impunidad este 31 de enero, luego de que el último día del primer mes del 2022 fuera atacado por tres sujetos al interior del despacho legal en el que también trabajaba, ubicado en el municipio de Zitácuaro, de la entidad michoacana.

Al lugar del ataque arribaron cuerpos de emergencia, sin embargo, Toledo perdió la vida durante el traslado a un hospital. Su muerte fue confirmada por Armando Linares (periodista que también fuera asesinado meses después y director general de Monitor Michoacán) en una transmisión en vivo por redes sociales.

"Sólo queremos dar a conocer lo que hace unos días dijimos: el equipo de Monitor Michoacán ha venido sufriendo una serie de amenazas de muerte, el día de hoy, finalmente estas amenazas se cumplieron y el día de hoy asesinaron a uno de nuestros miembros de nuestro equipo, hace unos minutos atentaron contra su vida, perdió la vida hace unos minutos", indicó Linares.

Amenazas contra Toledo

Linares precisó que “exhibir corrupciones de gobiernos corruptos, de funcionarios y de políticos corruptos, el día de hoy nos llevó a la muerte de uno de nuestros compañeros. No puedo hablar mucho, no puedo decir mucho que no vamos a dejar las cosas así, las vamos a llevar hasta sus últimas consecuencias”.

Las amenazas que recibió Roberto Toledo llegaron casi dos meses antes de que fuera asesinado, según contó Joel Vera Terrazas, subdirector del portal, a la revista Proceso, quien detalló que acudió a la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (Fedale) para advertir que él y el director del medio, Armando Linares López, habían sido amenazados de muerte.

El subdirector de “Monitor Michoacán” advirtió que las amenazas provenían de funcionarios políticos vinculados al exgobernador Silvano Aureoles Conejo, lo cual quedó asentado en la carpeta de investigación con los nombres del fiscal general del estado, Adrián López Solís; del alcalde de Zitácuaro, Juan Antonio Ixtláhuac Orihuela; del excandidato a gobernador por el PRD, Carlos Herrera Tello; y el de la diputada local por el distrito 13, Rocío Beamonte Romero.

Una de las amenazas la recibió a través de Whatsapp, de parte de una persona que se identificó como "El Comandante Águila del Cártel Jalisco Nueva Generación", quien le pidió dejar de ''tirarle'' al fiscal regional, Francisco Herrera.

“Eterno aprendiz de la vida”

Dos días antes de su asesinato, Roberto Toledo se reunió con su amigo y colega Joel Vera. Ambos se conocían desde hace más de una década y trabajaban juntos en el despacho legal que Vera dirigía, contó el abogado para Almudena Barragán, de El País. 

Aquel sábado, Toledo y Vera degustaron unos mixiotes y tomaron algunas cervezas. Después se quedaron fumando y hablando como no hacían desde hace mucho, sobre sus preocupaciones, “de la familia, de los dos perros chihuahuas de Toledo y de las recientes amenazas que habían recibido en Monitor Michoacán — el portal de noticias donde trabajaban? por denunciar las corruptelas del poder en el municipio”, escribió la periodista del medio español. “Hablamos de ser eternos aprendices de la vida”, recordó Vera.

Impunidad en el caso

El asesinato de Roberto Toledo se descartó -casi de inmediato- como un atentado a la libertad de expresión por supuestamente ejercer en un despacho de abogados, según informó el vocero de la oficina de Presidencia, Jesús Ramírez Cuevas.

La declaración del funcionario federal contradijo al testimonio de Armando Linares, quien aseguró que Toledo denunciaba favoritismo dentro de la policía local en los escritos que publicaba como colaborador ocasional de Monitor Michoacán, los cuales no solía firmar “para evitar problemas”; ya que el propio medio había sido amenazado por “exhibir corrupciones de políticos y funcionarios”.